
No todas las personas lo saben pero, el agua participa en todas las funciones vitales del cuerpo. (se estima que más del 60% de la composición de nuestro organismo posee agua).
La falta de líquidos en el cuerpo produce una alteración tanto en el nivel de agua como en el de sales minerales. Esta condición, que puede originarse por el bajo consumo de líquidos o la pérdida excesiva de los mismos, es uno de los detonantes de muchos problemas de salud. Los órganos dejan de funcionar de forma óptima y se producen bajones de energía y molestias físicas y mentales.
Si bien lo ideal es sobreponer los líquidos con agua mineral y bebidas saludables, también hay alimentos que contribuyen, en una gran medida, a minimizar los efectos de la deshidratación y, su consumo regular es una simple y muy buena manera de combatir la deshidratación.
Los alimentos ricos en agua tienen múltiples ventajas porque no solo contienen líquidos saludables que hidratan las células, sino que aportan sales minerales y nutrientes claves para regular los electrolitos y las funciones del cuerpo. Además, algunos tienen fibra dietética, aminoácidos y ácidos grasos saludables que controlan el apetito. Por lo tanto, son excelentes para controlar la ansiedad y la sed sin necesidad de recurrir a opciones llenas de calorías.
Alimentos que combaten la deshidratación
- LA SANDÍA
Es uno de los alimentos ricos en agua más destacados. Más del 92% de su composición es agua, asique es un complemento perfecto para hacerle frente a los síntomas de la deshidratación. Entre otras cosas, aporta vitaminas A y C y sales minerales como potasio, magnesio y fósforo.
- EL ANANÁ
Esta rica fruta tropical es rehidratante y ayuda a sobreponer las sales minerales que se pierden por el exceso de sudoración, diarrea y otros trastornos que conducen a la deshidratación. Contiene vitamina C, tiamina y una enzima llamada bromelina que le confiere sus principales beneficios.
- LA MANZANA
Se compone hasta de un 86% de agua. Además, es una de las frutas con más contenido de antioxidantes, vitaminas y fibra. Su ingesta regular inhibe los efectos negativos de los radicales libres y ayuda a prevenir el deterioro de las células cerebrales.
- EL MELÓN
Al igual que sucede con la sandía, el melón es un alimento refrescante que se puede incluir en ensaladas o licuados. Contiene cantidades importantes de beta-caroteno, además de manganeso, potasio y vitamina C. Debido a su alto aporte de agua, es una de las frutas diuréticas y rehidratantes más recomendables.
- LOS CÍTRICOS
Todas las variedades de frutos cítricos representan una gran alternativa para rehidratar el organismo cuando se pierden líquidos. Por ejemplo, una naranja contiene hasta un 88% de agua. Sumado a esto, son una fuente de vitamina C y sales minerales que regulan los electrolitos.
- EL TOMATE
Conocido como uno de los ingredientes más refrescantes y completos para el verano, el tomate es uno de los protagonistas del listado de alimentos ricos en agua. Su alto contenido de licopeno, un poderoso antioxidante, protege las células y previene el envejecimiento. Más del 94% de su composición es agua y aporta solo 20 calorías. Además, contiene vitaminas A y C, minerales esenciales y una cantidad significativa de fibra dietética.
- EL PEPINO
Esta hortaliza contiene hasta un 96% de agua. Su contenido calórico es bastante bajo y aporta ligeras dosis de vitamina C, potasio y fibra. Gracias a esto, ayuda a sobreponer los líquidos del cuerpo y, de paso, mejora la salud digestiva e inmunitaria.
- LOS VEGETALES VERDES
Hasta un 90% de la composición de la lechuga y espinaca es agua. Ambas opciones son excelentes alternativas para paliar cualquier síntoma vinculado a la deshidratación. Esta variedad de vegetales contiene vitaminas A y C, minerales y antioxidantes que previenen diversas enfermedades.
- EL APIO
Hay múltiples formas de incorporar apio en la dieta regular para disfrutar de sus beneficios. Se compone en más del 95% de agua, asique resulta ser uno de los ingredientes más hidratantes. Además, aporta vitamina K, potasio y vitamina B9, necesaria para la formación y mantenimiento de las células.