
La rosácea es una enfermedad que afecta la piel, sobre todo la de la cara y, en algunos casos, también los ojos. Esta condición provoca hinchazón, enrojecimiento y lesiones cutáneas parecidas a las que produce el acné. Su origen se desconoce, pero existen elementos que incrementan las posibilidades de padecerla. Tales como tener piel, ojos o cabellos claros, ser mujer y tener más de 30 años.
La rosácea provoca una inflamación de los vasos sanguíneos que se encuentran debajo de la piel y, en ciertos casos, se relaciona con trastornos oculares. La razón está en que muchas personas presentan síntomas en los ojos, tales como sequedad, enrojecimiento y picazón. Para mejorar la rosácea no solo contamos con la ayuda de los cosméticos. También, podemos darle un impulso a través de la mejora de nuestra alimentación.
En la actualidad, la rosácea aún no tiene cura, por lo que su tratamiento se centra en aliviar sus síntomas. En algunos casos se recetan ciertas medicinas, pero en otros es necesario la cirugía. Se exterioriza a través de brotes que suelen desencadenarse por elementos como la alimentación. De hecho, ciertos productos tienen la capacidad de agravar los síntomas de esta afección. En este sentido, es imprescindible conocer en detalle cuáles son los alimentos que pueden perjudicar a la piel.
Alimentos que debemos consumir para mejorar la rosácea
Para mejorar la rosácea necesitamos cumplir con una dieta que sea equilibrada y balanceada. Sin embargo, existen infinitas variedades de regímenes dietéticos. Diferentes expertos aseguran que la composición nutricional de ciertos alimentos está relacionada a la aparición de los brotes de la rosácea. Por este motivo se recomienda que cada paciente aprenda a reconocer los productos que le favorecen.
- Cebolla y ajo: aderezar o acompañar tus comidas con cebolla y ajo permitirá conservar tus intestinos y tu torrente sanguíneo libres de toxinas.
- Carnes magras: el pollo y el pescado son muy buenos para la rosácea, pues son más saludables y cuentan una menor cantidad de grasa, motivo por el cual ayudan conservar un bajo nivel de calor corporal. El calor es uno de los agentes desencadenantes de los brotes de esta enfermedad crónica.
- Omega 3: los alimentos ricos en omega 3, tales como los pescados, ejercen una función antiinflamatoria que favorece la disminución de la hinchazón. Puedes consumir nueces, salmón, caballa y germen de trigo.
- Hortalizas: como en toda dieta, nunca deben hacer falta las hortalizas que aportan múltiples vitaminas y nutrientes a nuestro organismo. Eso sí, evitar las espinacas y los tomates.
- Fibra: permite desechar una mayor cantidad de toxinas del cuerpo, algo que beneficiará a la piel, por lo que puede mejorar la rosácea. La encontramos en la pasta o arroz integral, la quinoa y los granos enteros.
- Arándanos, cerezas y moras: ejercen en el cuerpo una acción vasoconstrictora. Esta es beneficiosa en el momento de disminuir la inflamación de los vasos sanguíneos que se encuentran debajo de la piel. A su vez, reducen el enrojecimiento.
- Productos ricos en vitamina A: esta vitamina es esencial para el bienestar de nuestra piel. El pimiento rojo, la zanahoria, la zanahoria y el melón son ricos en este elemento.
Alimentos no aptos para la rosácea
- Carnes de res y todas aquellas que contengan grasas trans.
- Alimentos a base de glucosa, tales como bizcochos, pasteles, facturas, dulces y patatas fritas.
- Jugos de tomate y naranjas.
- Alimentos condimentados o muy picantes como pimienta, chile, adobo, jengibre, soja, mostaza, así como otras especias o salsas.
- Alcohol.
- Chocolate o café.