
También conocido como yoga aéreo, es una de las más novedosas versiones de la popular actividad. En este caso, se realiza suspendido de una tela que cuelga del techo. Es una técnica que combina ejercicios del yoga tradicional, posturas del Hata yoga, de Yengar y de Ashtanga.
Creado por la instructora francesa de yoga, Florie Ravinet, junto a fisioterapeutas, en 2009, asocia yoga dinámico con trabajos aéreos y tela de circo. A diferencia de otras variantes, se trata de una actividad de alta intensidad. Es un entrenamiento de suspensión en el que se trabaja todo el tiempo contra la fuerza de gravedad, por lo que no es para cualquiera: hay que mantenerse en el aire, muchas veces cabeza abajo. Por eso requiere determinado registro del cuerpo.

Al igual que las otras variantes, trabaja la unión de cuerpo, mente y espíritu. Incluye posturas clásicas de gimnasia, danza ancestral y encadenamiento de circo. Combina técnicas que son de suspensión y otras que no, como pilates y stretching, en las que hay contacto con el piso. Las posturas que se encuentran en contacto con el piso son más fáciles. La complejidad tiene que ver con la suspensión.La práctica es, entonces, progresiva. A medida que se va entrando en confianza, se van sumando más técnicas en suspensión. Las clases duran, en un principio, una hora y progresivamente alcanzan la hora y media.
Ultimamente, muchas personas eligen esta disciplina porque es desafiante, novedosa y sale de lo tradicional. Es diferente de las otras prácticas, que son más a tierra. Como objetivos, podemos nombrar: mejorar la calidad de la respiración, la fuerza y el control corporal general.