
Una vez descartados aquellos deportes que requieren de un despliegue logístico y una inversión económica mayor (esquí, polo), los deportes colectivos (basquet, handball, volley, fútbol), que precisan de otros compañeros con los que reunirse para practicarlo, o los deportes de alta exigencia física (tenis), lo cierto es que el abanico de posibilidades del deportista amateur queda bastante reducido. Así, una de las preguntas más recurrentes a la hora de iniciarse en una actividad deportiva rutinaria es: ¿Me conviene más andar en bici o salir a correr?
Carrera | Bicicleta | |
Gasto calórico | Mayor | Menor |
Lesiones articulares | Más riesgo | Menos riesgo |
Técnica necesaria | Más técnica necesaria | Menos técnica necesaria |

Aunque haya más factores, los más importantes son los descriptos en esta tabla, y son los que se recomienda analizar detenidamente antes de tomar una decisión. En cuanto a qué e slo más conveniente, todo depende de nuestro objetivo, de nuestra salud articular y muscular, edad, de la intensidad del ejercicio, etc.. No hay una respuesta válida para todos los casos. Lo que debemos hacer es analizar nuestros objetivos personales y nuestra preparación previa a fin de ser conscientes de qué modalidad nos resultará más beneficiosa.
Si lo que queremos ser un gran corredor no podemos conseguirlo usando la bicicleta. Si lo que queremos es ponernos en forma, lo mejor es ir a correr, a no ser que tengamos dolores o nuestra situación de salud no nos lo permita. En cualquiera de estos casos, deberemos ser cautelosos y, si vemos que el nivel de exigencia del running es demasiado alto, podemos recurrir a otra práctica deportiva, como podría ser la bicicleta, que es una disciplina menos agresiva y cuya práctica es, en principio, más adaptable al estado físico de cada cual.
Por otro lado, si padecemos dolores articulares o tenemos una edad avanzada, lo que más se aconseja es usar la bicicleta hasta que los ligamientos, tendones y musculatura se adapten al ritmo de ejercicio. Una vez conseguido esto, deberíamos probar en hacer una carrera suave e ir aumentando la intensidad según lo cómodos que nos sintamos. En todo caso, debemos adaptar la intensidad del ejercicio a nuestras posibilidades físicas: no buscar realizar grandes esfuerzos si no estamos preparados porque podemos terminar lesionándonos.
Si optamos por andar en bicicleta, debemos ser prudentes y proteger la cabeza, los codos, las rodillas y las muñecas, y, por supuesto, evitar caídas. No debemos andar por rutas muy transitadas. La seguridad es lo primero.
Existen diversos factores que nos podrían decantar para un lado o para otro, siempre hay que ser coherente y tener un mínimo de lógica. El sentido común, en estos casos, es el que debe determinar la decisión. Si algo genera malestar o dolor, hay que evitar hacerlo hasta que deje de doler, primordialmente cuando la sensación de dolor provenga de las articulaciones o los huesos. El dolor muscular se puede confundir con las D.O.M.S. (vulgarmente llamadas agujetas), sobre todo en deportistas que se inician o personas sedentarias, por lo tanto, se recomienda que ante un dolor muscular pasajero no se cambie ni se disminuya la actividad física. Si este dolor fuera persistente, la mejor opción sería pasarnos a otra actividad que no nos genere dolor y consultar al especialista pertinente para descartar cualquier posible microlesión o patología.

Posibles problemas que genera el running
Existen diferentes situaciones que nos pueden advertir de una posible lesión de tobillos, rodillas o caderas si te decidís por correr en vez de la bicicleta. Salir a correr es más riesgoso con tu cuerpo que la bici, asique no está de más conocer algunos de los peligros del running para así decidir si estamos preparados para afrontarlo o no.
- Zapatillas incorrectas o sin absorción de impacto
Debés revisar que las zapatillas se adecúen a la actividad del running, ya que un mal calzado puede derivar en lesiones importantes.
- Terreno sin absorción de impacto
Correr por este tipo de suelos provoca lesiones en los fibrocartílagos (meniscos). El mejor terreno para salir a correr es la tierra firme, porque absorve gran parte del impacto articular al pisar sobre ella. En la medida de lo posible, hay que evitar pisar terreno duro como el asfalto.
- Problemas en la estabilización de la articulación
El running puede hacer aflorar problemas en la estabilización del cuerpo debido a problema articular o muscular de fondo. Podés notar que no tenés mucho equilibrio, por ejemplo, al intentar apoyarse sobre una sola pierna. La posible solución a este problema es realizar ejercicios de propiocepción, que ayudan a los músculos y articulaciones a fortalecerse y mantener el equilibrio del cuerpo por sí solo.
- Descompensación muscular
Lo podés notar si los músculos opuestos crecen de forma asimétrica y se producen descompensaciones estéticas. En este caso, la mejor solución sería efectuar un programa de tonificación muscular de forma general, y un programa de estiramientos para buscar una compensación. Donde suelen haber problemas es en el músculo psoas, que une el tren inferior con el tren superior.