Los importantes beneficios del Mindfulness

En las sociedades orientales es común la práctica de la meditación desde hace miles de años. Esta disciplina orientada a encontrar un equilibrio espiritual comenzó a introducirse en Occidente en los años setenta.

El mindfulness, también llamado atención o conciencia plena, es una de las aplicaciones prácticas de la meditación, usado en psicología por sus beneficios para lidiar con problemas de estrés, ansiedad y depresión.

Para entender esta práctica, tenemos que contextualizarla en sus raíces budistas. En líneas generales, esta filosofía considera a la vida como un conjunto de sensaciones agradables y desagradables y enseña que es el apego, tratar de permanecer en estados placenteros o evitar los incómodos, lo que nos produce sufrimiento.

Como consecuencia, la solución al sufrimiento pasaría por tratar de abrazar la vida tal cual es, aceptando tanto lo bueno como lo malo, de manera que esta aceptación nos libere de tensiones y así nos acerque a un estado de calma. Para alcanzar estos estados, en las culturas orientales se practican distintas formas de meditación. El mindfulness es una rama de la meditación, que en Occidente se ha adaptado como una forma de potenciar estados de relajación que ayudan a solucionar problemas de ansiedad, estrés e incluso depresión.

En la práctica, consiste en, permaneciendo quietos, dirigir la atención hacia la respiración, concentrarse en ella, y aceptar cada una de las sensaciones y pensamientos que se nos aparecen cuando estamos quietos y concentrados, anotándolos mentalmente pero dejándolos ir sin hacer nada al respecto.

Mientras que la práctica más estricta del mindfulness consistiría en practicar estos ejercicios de respiración diariamente durante unos 40 minutos, existe una forma de poner en práctica la conciencia plena en la vida diaria que tiene también beneficios psicológicos.

Un ejemplo: estamos almorzando y, lo habitual es que mientras lo hacemos, estemos pensando en mil cosas: lo que nos espera en el trabajo al regresar de la hora de almuerzo, que hay que ir al supermercado antes de llegar a nuestra casa, la discusión que tuvimos con un amigo o con nuestra pareja o algún familiar… A veces, incluso hacemos dos cosas a la vez: desayunar y usar el celular o mirar la TV. Para poner en práctica el mindfulness tenemos que prestar atención plena a lo que estamos haciendo en el presente, en este caso, desayunar.

  • Decidí que, en el espacio de tiempo que te propongas, sólo vas a vivir la experiencia de desayunar única y plenamente, sin distracciones.
  • Una vez solo, frente al café con tostadas (o té o lo que te guste), toma consciencia de qué pensamientos tenés que no tienen que ver con el acto de desayunar. Los pensamientos se anotan mentalmente y se aceptan, pero se trata de no «enroscarnos» en ellos, sino volver a la consciencia del desayuno.
  • Concentráte en la experiencia de los sentidos, orientando la atención hacia los sabores, la textura de lo que comés, la temperatura del ambiente, incluso si te duele la cabeza, pero sin juzgar. Es decir, no se trata de pensar si hace calor o no, sino de tomar nota mental de la realidad tal cual la perciben nuestros sentidos. Ser consciente sin juzgar. Respirar despacio y sin prisa. Esto puede aplicarse en cualquier práctica de la vida diaria: mientras te duchás, cocinás, manejás el auto, incluso en el trabajo mismo.

Con la práctica, uno llegar a ser capaz de dirigir su plena atención al presente en situaciones cada vez más incómodas sin necesidad de juzgar nada.

Existen estudios científicos que demuestran que la práctica de la atención plena reduce los niveles de estrés, de ansiedad y ayuda a lidiar con la depresión. La razón es que buena parte de las causas de estas dolencias tiene que ver con que nuestra mente se orienta hacia el pasado (para arrepentirnos, sentir nostalgia, pensar “qué hubiera pasado si…”) o hacia el futuro (para preocuparnos por él o anhelar estar en un hipotético futuro, despreciando así el presente). El mindfulness se centra en entrenar a nuestra mente para que permanezca en el presente, lo que repercute en que sintamos menos arrepentimiento, frustración o expectativas, que son tres de los fundamentos de la ansiedad o la depresión.

Cuando nos entrenamos para estar en el ahora, no solo en la parte positiva (el placer del sabor de las tostadas), sino aceptando la negativa (el insufrible calor del verano), descubrimos una serenidad que siempre ha estado dentro de nosotros y que nos ayuda a enfrentar los obstáculos e incomodidades de la vida desde un lugar de paz interior.

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