
Todos hemos experimentado dolor muscular en algún momento. Ahora bien, cuando esa molestia empieza a ser persistente, nuestra calidad de vida puede verse afectada. A su vez, y en caso de que el dolor sea constante, pueden involucrarse más regiones musculares y llegar incluso a un ligamento, un tendón o alguna articulación. En ocasiones, basta con estar unas horas sentados para que, al levantarnos, sintamos una presión concreta en la espalda, los muslos o los brazos.
Posibles causas que ocasionan los dolores musculares
1. Déficit de vitamina D: el dolor musculoesquelético inespecífico está relacionado con un nivel bajo de vitamina D. Es decir, es común que de forma periódica sintamos molestias en diversas regiones musculares y no en una sola. No podemos olvidar que nuestros cuerpos están compuestos de células, y que todas ellas disponen de receptores de vitamina D. Un déficit en esta vitamina supone que las células de nuestros músculos no puedan trabajar al 100% y de ahí, la hipersensibilidad, el dolor y las sobrecargas. A su vez, también los huesos acusan esa falta de vitamina D: la necesitan para absorber el calcio y tener así una mejor resistencia.
2. Déficit de hierro: las mujeres que sufren de menstruaciones más abundantes o prolongadas suelen experimentar deficiencias en hierro. La falta de este mineral también se asocia al dolor muscular.
3. El estrés: Cuando nuestro cuerpo libera hormonas como el cortisol obliga a los músculos a tensarse. Así se prepara nuestro cuerpo para ese «escape» que esta emoción nos induce de forma instintiva. Algo así supone vivir largas temporadas con una tensión muscular intensa que acaba pasando factura.
4. Los esguinces y las sobrecargas: las sobrecargas musculares y los esguinces aparecen como resultado de una lesión accidental. También, pueden ser la consecuencia del ejercicio intenso o el trabajo manual continuado a lo largo de muchas horas. Poco a poco se originan pequeñas roturas microscópicas en nuestros músculos. Estas inflamaciones que cursan con dolor e inflamación. En los casos más graves pueden aparecer incluso desgarros. Nuestras células necesitan también este mineral. Por eso, es necesario que cubramos estas carencias con una dieta adecuada o con los clásicos suplementos en hierro.
Cuando un dolor muscular se vuelve constante y persistente hasta afectar a nuestra productividad o nuestra movilidad. Entonces, es necesario conocer la causa. En ocasiones, es la sintomatología asociada a dolencias como las siguientes:
- Reuma.
- Artritis.
- Hipotiroidismo.
- Fibromialgia.
- Fatiga crónica.
- Lupus.
- Enfermedades virales.
Maneras de aliviar los dolores musculares
- Magnesio: es uno de los minerales más esenciales para cuidar de nuestro impulso nervioso y de la relajación de los músculos. Podemos consultar con nuestro médico clínico sobre la conveniencia o no de tomar suplementos de magnesio. Sin embargo, algo tan sencillo como prepararnos baños con sales de Epsom y copos de magnesio puede ayudarnos a aliviar los músculos doloridos. Además, es una terapia casera muy relajante.
- Proteínas: alimentos como los garbanzos, las lentejas o los huevos son ideales para cuidar y fortalecer nuestros músculos. A su vez, el café o el alcohol nos deshidratan, y que es mejor moderar o limitar su consumo.
- Hielo: tomar un baño caliente para relajarnos en caso de que suframos dolor muscular no nos servirá de mucho. Lo ideal es aplicar hielo en primer lugar. Si el dolor es intenso o si acabamos de hacer ejercicio y notamos molestias, nos vendrá muy bien colocarnos una bolsa de hielo y evitar el contacto directo del hielo con la piel.
- Masajes: un adecuado masaje puede ayudarnos a reducir la inflamación. También, contribuye a aumentar el flujo de sangre, elevar nuestras dosis de oxígeno y aportar a su vez más nutrientes a los músculos. Por tanto, los masajes son una solución efectiva y agradable. Sin embargo, en caso de lesión deberá ser un profesional quien nos lo realice para no empeorar nuestro problema.
- Aceite de romero: podemos encontrar aceite esencial de romero en cualquier tienda natural. Es un tratamiento muy adecuado para reducir el dolor muscular, desinflamar y relajar. Podemos aplicarlo mediante un masaje o preparar baños relajantes.
- NO al sedentarismo: somos conscientes de que, en caso de padecer enfermedades como el lupus o la fibromialgia, lo último que nos apetece es salir a hacer ejercicio o incluso a caminar. Sin embargo, es necesario que lo hagamos. Basta con salir a caminar media hora por día y, de esta forma, aumentamos el flujo de sangre a los músculos y potenciamos su flexibilidad y la desinflamación. No se trata de cansarnos sino que basta con mantener una adecuada actividad, evitar el sedentarismo y el consecuente deterioro de nuestra salud musculoesquelética.