¿Para qué sirve el Toronjil?

Hoy en día contamos con una gran cantidad de fármacos que nos permiten combatir distintas enfermedades y malestares. Se trata de productos elaborados y sintetizados por el hombre, pero sus propiedades y los principios activos en los que se basan a menudo proceden o se basan en las propiedades de diferentes elementos presentes en la naturaleza, como animales y plantas.

En este sentido y desde la más remota antigüedad podemos destacar el uso de distintos tipos de planta o vegetales, debido a las propiedades medicinales y positivas para nuestra salud que muchas de ellas tienen. Pero no se trata de algo perteneciente al pasado o que únicamente sirva de inspiración.

De hecho algunas especies de planta tienen efectos tan beneficiosos y/o son tan nutritivas que se siguen consumiendo de manera habitual a día de hoy. Ejemplos de ello son: el tilo, la valeriana, la lavanda… o el toronjil. Este último puede no resultar tan conocido como el resto, pero sin embargo es un producto altamente apreciado debido a sus interesantes propiedades. Resulta fuertemente valorada por sus propiedades medicinales, especialmente en lo que se refiere a aliviar problemas digestivos y/o a provocar relajación y alivio de la ansiedad y el nerviosismo.

También llamada melisa, esta herbácea procede de las tierras bañadas por el Mediterráneo y puede llegar a alcanzar el metro de altura. Se trata de un vegetal robusto y perenne, que florece durante el verano y que puede identificarse con facilidad debido a su olor a limón (algo que ha provocado que otros de los nombres por los que suele ser conocida sean los de limoncillo u hoja de limón).

El toronjil puede ser empleado de múltiples maneras. Puede ingerirse, secar las hojas o incluso hacerse infusiones con él, algo por lo general vinculado a un uso más bien medicinal, si bien también es empleada para elaborar aceites asociados a usos cosméticos, para perfumar u aromatizar o para crear productos antimosquitos o dentífricos.

Posee una serie de propiedades beneficiosas para la salud y para el tratamiento de ciertas molestias, las cuales proceden de su composición química (es rico en eugenol, cariofileno o germacreno además de citral o citronela.

Algunas de sus propiedades y usos más conocidos:

1. Calmante y sedante: Una de las propiedades más relevantes del toronjil es su efecto sedante y relajante, contribuyendo a rebajar estados de ánimo alterados o de agitación, como la depresión o la ansiedad. Asimismo, contribuye a favorecer el sueño, algo útil en casos de insomnio.

2. Analgésico: también puede tener un interesante efecto anestésico, al reducir y bloquear las señales de malestar que normalmente viajarían rápidamente por nuestro sistema nervioso. Es frecuente que se emplee para disminuir las molestias propias de la cefalea o la migraña, las molestias digestivas o incluso los dolores musculares.

¿Para qué sirve el toronjil o melisa?

3. Hipotensivo: posee capacidad para hacer rebajar los niveles de tensión arterial, algo que puede ser de utilidad en casos de ansiedad y en sujetos con hipertensión.

4. Alivia problemas gastrointestinales: Se suele emplear para el tratamiento de las molestias de los problemas intestinales, dado que permite reducir los niveles de gases y prevenir situaciones como cólicos. También favorece la protección del hígado y la secreción de bilis (favoreciéndola).

5. Es Antitusivo: Se ha observado que la toma de toronjil, especialmente cuando se hace en infusiones, contribuye a calmar, aliviar y reducir los niveles de tos y de irritación en la garganta.

Precauciones

El toronjil es un producto natural y con múltiples propiedades positivas, pero pese a ello hay que tener en cuenta que en algunas personas puede llegar a padecer efectos secundarios o suponer un cierto riesgo para el bienestar de quienes las emplean. En primer lugar, es necesario tener especial precaución en casos de embarazo, dado que en altas cantidades puede llegar a provocar abortos. También, está contraindicada en pacientes con problemas tiroideos (especialmente hipotiroidismo). Un consumo excesivo puede llegar a generar dolores, alergias y náuseas y vómitos. Por otra parte, hay que tener en cuenta que el aceite esencial puede ser peligroso si se ingiere.

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