¿Para qué sirven los octógonos?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene registrado que ya en el año 2012 unas 38 millones de personas perdieron la vida a causa de enfermedades no transmisibles como la diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, entre otras, que son en gran medida prevenibles. De ellas, 16 millones (el 42%) fallecieron antes de tiempo (es decir, antes de los 70 años de edad). Más del 80% de estas muertes prematuras se registraron en los países en desarrollo.

Ya varios años antes del 2012 la OMS registra que el número de pacientes con este tipo de enfermedades se venía incrementando rápidamente a nivel mundial, y realiza estudios científicos con investigadores de primer nivel para poder identificar la causa de este alarmante incremento. Los resultados fueron determinantes: la ingesta de azúcares libres, entre ellos los contenidos en productos como las bebidas azucaradas, es uno de los principales factores que está dando lugar a un aumento de la obesidad y la diabetes en el mundo. Los alimentos procesados ricos en grasa, azúcar libre (agregada o añadida), así como el sodio en estos alimentos resultaron ser la causa del problema.

Frente a esta situación, en el 2014 la OMS convocó a los países interesados a participar en una reunión de expertos y pidió a los gobiernos implementar políticas es sus países para poder controlar las cifras y prevenir dichas enfermedades. Es así como en muchos países existe La Ley de Alimentación Saludable para Niños y Adolescentes de la cual se derivan los octógonos de advertencia. Se aprueban, se reglamentan y entran en vigencia de manera obligatoria para productos industrializados. Las noticias nos han hecho ver que lo que dice ser la etiqueta de un producto muchas veces no lo es. También, que entender la tabla nutricional en la etiqueta de alimentos no es sencillo, ni logra informar de manera simple y clara si el producto es conveniente o no.

Los octógonos de advertencia no se implementaron para solucionar el problema de obesidad o enfermedades crónicas, sino para informar de manera clara, simple y concreta si el producto es alto en los nutrientes críticos para que el consumidor pueda, en libertad, hacer una mejor elección. Los gobiernos apuestan porque estas medidas contribuyan con la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles. Sin embargo, es importante considerar que no es suficiente limitarse a la presencia o no de octógonos en los productos empacados para elegir. Es necesario leer los ingredientes para definir la elección.

Si nos tomamos un tiempo en el supermercado veremos alimentos, como algunos tipos de quesos, pueden ser altos en grasa y siguen siendo alimentos nutritivos y saludables. La diferencia entre estos y los altamente procesados se notará en los ingredientes. Hay alimentos que por naturaleza son altos en grasa y aun cuando haya octógonos en su etiqueta no tienen la misma significancia nutricional que un alimento altamente procesado. Por ejemplo: no es lo mismo un queso alto en grasa que las papas fritas que vienen en bolsa, las cuales son también altas en grasas. Mientras que el queso es fuente de proteína, vitaminas y minerales, las papas fritas sólo aportan calorías provenientes en su mayoría de la grasa.

Una dieta saludable se basa en la variedad y el balance. En la medida que tenga un alimento nutritivo pero alto en grasa, su consumo será moderado pero no deja de ser beneficioso para la salud. Cualidad que no tienen los alimentos industrializados ricos en calorías y pobres en nutrientes.

Es importante tomar conciencia del cambio en los estilos de vida que nos permiten vivir mejor, aprovechar los octógonos de advertencia y los ingredientes consignados para hacer una mejor elección de los alimentos y bebidas que llevamos para nuestras familias.

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